En este mundo en el que vivimos nos hemos sumergido en un bombardeo de información y una sobresaturación de cosas que aparta nuestra mirada y nos desvía de lo que realmente importa cada día. Nos dejamos atraer por tantas cosas, que perdemos el rumbo de lo que verdaderamente vale la pena.
La Palabra de Dios nos enseña: "no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" 2Corintios 4:18
Que Palabra tan poderosa y profunda. Y la única forma de poder ser sensibles a "eso" que no se ve, a ese mundo invisible y eterno, es sumergirnos en la presencia de Dios, a través de su Palabra y de la oración constante.
Aprendamos a ser más sensibles a la voz de Dios, y a disfrutar más de Su presencia.
Te bendigo!